Por la laicización de Colombia

La decisión que tomó la Corte Constitucional de despenalizar el aborto en casos excepcionales (eliminó la pena de uno a tres años de cárcel), ha sacado ampollas en el campo religioso de Colombia. El alto tribunal esgrime tres razones para ello: cuando la mujer haya sido objeto de violación, cuando haya una malformación grave en el feto o cuando el embarazo revista riesgo para la madre.

El mayor disgusto sobre este fallo proviene del procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado y, por supuesto, de la antiquísima Iglesia de los papas. Es sabido que el representante del Ministerio Público tiene una concepción ultraconservadora del mundo. Esto le crea una disyuntiva para tomar decisiones que deben ser en stricto sensu jurídico. El Procurador no debería acudir a los principios que se enmarcan en la fe católica. Mejor dicho, no es consecuente tener en una mano la Biblia y en la otra la Carta Magna.

Uno de los grandes columnistas del diario El Espectador, Mauricio García Villegas, hizo una descripción del Procurador de marras que debería leerse con atención, para tener una idea del talante de este personaje. (El Espectador / Domingo 12 de diciembre de 2010 Páginas 18 y 19).

Teniendo en cuenta este precedente, el Presidente de la República, la Corte Suprema, el Consejo de Estado y el Senado, deben conocer más a fondo a los tres candidatos que elige este último, para que el Ministerio Público no se convierta en un pulpitum eclesiástico.

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