CLÁSICO DE LA CINEMATOGRAFÍA

En los primeros días de enero he visto un filme del director de cine austriaco, Otto Ludwig Preminger, que incentiva a la reflexión sobre la forma como se resuelven la mayoría de los casos judiciales en el mundo. El film fue estrenado en Estados Unidos en el año de 1959 con el título de “Anatomía de un asesinato”. Este Drama judicial del séptimo arte logra atrapar a los amantes del buen cine, como en un acto de cinefilia compulsiva, por aproximadamente dos horas y media.
Preminger ha puesto en escena un reparto de actores conocidos, entre ellos, el estadounidense James Stewart (cincuentón a la sazón), ganador de un Oscar de la Academia en 1940. Mi abuelo, cuando me sorprendió viendo la película, me dijo que Stewart era uno de sus actores preferidos, sobre todo cuando aparecía en los filmes del maestro del cine, Alfred Hitchcock.
Stewart, en esta ocasión, interpreta al abogado defensor (Paul Biegler) de un Teniente que asesinó al violador de su esposa. Vale aclarar que Preminger no da ningún detalle de cómo fue perpetrado el crimen. Todo el desenlace de ese delito queda en la imaginación del espectador, en algo que, a todas luces, fue hecho adrede por el director austriaco. Las imágenes sexuales brillan por su ausencia.
Paul Biegler sabía que este caso era de difícil resolución, y tratar de convencer al Juez con argumentos sólidos resultaría una tarea harto dura. Además de luchar contra un Fiscal embelecador (George C. Scott). Biegler tenía suma confianza en sus conocimientos jurídicos e inteligencia, pero ante todo conocía lo endeble y manipulable que puede llegar a ser la justicia. Al final un Juez (interpretado por un verdadero Juez) le dicta sentencia al Teniente, declarándolo inocente. Themis en muchos casos se levanta la venda para ver un poco.

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